Salmo
Sal 119:105-108: 105 Lámpara es a mis pies Tu palabra, y luz para mi camino. 10 He jurado, y lo confirmaré, que guardaré Tus justas ordenanzas. 107 Estoy profundamente afligido; SEÑOR, vivifícame conforme a Tu palabra. 108 Te ruego aceptes las ofrendas voluntarias de mi boca, oh SEÑOR, y enséñame Tus ordenanzas.
Reflexión
Mar 6:34: “…Jesús vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.” En este pasaje del evangelio de Marcos vemos la tragedia de la humanidad: sin Dios vive sin guía, dirección, ni propósito. La imagen de ovejas sin pastor es potente ya que las ovejas no tienen iniciativa por sí mismas, si no son guiadas se meten en lugares peligrosos y no saben como salir. Ellas también necesitan el cuidado del pastor que las proteja de los depredadores y no se las coman. Lo mismo ocurre con nosotros si no pertenecemos al rebaño del Buen Pastor.
El salmo de hoy nos dice que la palabra de Dios es la luz que nos guía. Cuando Jesús vio a la gente perdida ¿qué hizo? Comenzó a enseñarles ¿qué les enseñó? Literalmente la palabra que salía de la boca de Dios. Él sabía que la vida buena viene por conocer, absorber y practicar la palabra de Dios. No hay sustituto para la Escritura, ella es la lámpara que alumbra el camino que nos mantiene cerca de Dios en este mundo oscuro y peligroso. Por eso que el salmista se compromete a guardar los mandatos de Dios, que son justos y rectos. Los mandatos que Dios nos ha dado en la Biblia no son caprichosos, no los ideó por que sí, por molestar o para que no lo pasemos bien; al contrario, como ellos reflejan el carácter de Dios son buenos en sí mismos y son buenos para nosotros. Obedecerlos nos hace bien, hace bien a nuestro entorno, a la iglesia y a la sociedad. Si decidimos no obedecerlos nos meteremos en problemas y, de paso, perjudicamos a otros. Si realmente quieres ser bendecido por Dios, y ser de bendición a otros, debes conocer y obedecer la palabra de Dios; solo ella es la lámpara a nuestros pies.
Hay algo más, los mandamientos de Dios son fuente de consuelo; el salmista le dice a Dios que cumpla su promesa de darle vida conforme a Su palabra. Caminar guiados por la Biblia nos da paz y, teniendo paz, tendremos consuelo en los momentos de angustia porque nuestra alma estará tranquila porque confía en Dios, porque hemos obrado conforme a nuestra fe y Dios la recompensará; quizás no quitándonos los problemas, pero estará con nosotros en medio de ellos. Y con Dios a nuestro lado hay verdadera vida.
El salmista termina pidiendo a Dios que acepte las alabanzas que nacen de su corazón y se expresan mediante palabras y que siga enseñándole sus mandamientos. Quien está unido a Dios mediante la fe alaba espontáneamente a Dios y quiere seguir aprendiendo de Él. Demos gracias a Dios por dejarnos Su palabra, por darnos la guía objetiva que necesitamos para vivir y así saber qué le agradamos.
Oremos
Padre Bendito, gracias por el don de la Escritura. Gracias porque solo por ella podemos conocerte y vivir en Ti y para Ti. No dejes que miremos en menos Tu palabra y que estemos siempre hambrientos para alimentar nuestra alma. Gracias porque ella nos guía a la verdad que es Cristo y que Él es nuestro Buen Pastor que nos enseña y por medio de esa enseñanza guía nuestra vida para hacer el bien. Te lo agradecemos por Jesús. Amén.
Su pastor, Víctor