Salmo 5:1-3
1 Escucha mis palabras, oh SEÑOR; Considera mi lamento. 2 Atiende a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque es a Ti a quien oro. 3 Oh SEÑOR, de mañana oirás mi voz; De mañana presentaré mi oración a Ti, Y con ansias esperaré.
Reflexión
Decíamos el domingo pasado, en la prédica de Daniel 3, que la fe consiste en confiar en Dios cuando las cosas van mal. Es fácil ser cristiano cuando nos va bien, lo difícil es mantener la confianza en Dios cuando nos enfermamos, cuando quedamos sin trabajo, cuando nos critican, cuando nos sentimos solos, o cuando estamos bajo mucha presión. Pero los creyentes, a diferencia del resto de la gente, tenemos una gran ventaja: no estamos solos, tenemos a quien recurrir en busca de ánimo, de un oído atento a nuestras palabras, a quien puede darnos verdadero consuelo, a Dios.
Es por eso que David va a Dios y le expone su pesar, le pide que escuche su lamento, su llanto; le pide que atienda a su clamor, que no haga oídos sordos. No sabemos las circunstancias que David estaba viviendo cuando escribió este salmo pero sus palabras denotan una gran angustia; pero sabe que puede recurrir a Dios en busca de consuelo para su dolor. Este salmo no es una queja por lo que está viviendo, sino la oración de alguien que le pide a Dios que lo escuche. Hay veces que basta saber que Dios nos escucha y verbalizar nuestra pena para comenzar a tener consuelo, máxime si a quien le hablamos es a Dios, el Rey del universo, con quien podemos tener una relación profunda de confianza, como un hijo con su padre.
David aplica lo que Jesús, muchos años después, nos dice que hagamos: “»Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá. «Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.” (Mat 7:7-8). Debemos ir a Dios, a presentarnos ante Él pidiendo, buscando y llamando, así mostramos confianza en Dios y Él nos dará lo que necesitamos; si bien puede que no sea lo que pedimos, pero una cosa es segura: hallaremos consuelo y amor. ¿Cuándo hacerlo? David dice que lo hará al comenzar el día, de mañana se presentará ante Dios en oración y cada día esperará confiado la respuesta de Dio
Oremos
Señor, gracias porque puedo recurrir a Ti en busca de consuelo. Gracias porque eres mi Padre y estás atento a todas mis necesidades. Gracias porque puedo hablarte con confianza de lo que me pasa y espero confiado Tu respuesta. Padre, te pido por las circunstancias de mi vida en este mundo, confiando que Tú harás lo que es justo. Ayúdame a mantener mi fe en los momentos complicados que me toque vivir sabiendo que al final me espera la gloria junto a Ti. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.