Reflexión
¿Qué es un cristiano? Alguien que, por gracia de Dios, ha confiado en la cruz de Cristo para el perdón de sus pecados y como resultado Dios le da Su Espíritu Santo para que more en él, lo adopta como Su hijo y lo lleva a una iglesia para que viva su fe en la comunidad de los santos.
Si bien la iniciativa la toma Dios, la fe cristiana no es pasiva ni estática, sino que es activa y dinámica: se mueve para avanzar hacia la madurez y la santidad. Pero para que ella se mueva y avance necesita de la lectura de la Biblia y de la oración. Es en la Biblia que Dios nos habla y es en la oración que respondemos a su palabra.
Es mediante la lectura y la oración que podemos ir madurando en nuestra fe, así también Dios nos da ánimo y consuelo; por ellas podemos conocer la voluntad de Dios y vivirla para ir creciendo en santificación. En suma, de la lectura de la Biblia y de la oración es que nacen las buenas obras en nuestro corazón, y honramos a Dios cuando las llevamos a cabo ¿Cuáles son esas buenas obras? Amar a Dios y amar al prójimo. Todo lo que hacemos en la vida debería nacer del amor a Dios para glorificarlo, y del amor al prójimo para bendecirlo.
Hace unos días, desde el púlpito, animé a los hermanos a leer la Biblia, aunque fuera un versículo, y a orar en respuesta a ese versículo; es por esto que quiero entregar un pequeño devocional basado en algunos salmos para que leamos y oremos, y así hagamos nuestro lo que Pablo le dijo a Timoteo:
“…conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.” (2Ti 3:15-17)
Su pastor, Víctor.